Poner un pie en Singapur, uno de los grandes centros financieros y comerciales del mundo, es iniciar un periplo que asombra a cada paso. Solo llegar al moderno aeropuerto de Changi, en esta imponente ciudad-estado, genera la sensación de transportarse al futuro: una construcción de vanguardia, ambientes apacibles y todo tipo de servicios y facilidades. A la rapidez y sencillez de embarque y retiro de equipajes se la suma una oferta variada de ocio y entrentenimiento. Changi ostenta varios parques infantiles, exhuberantes jardines cubiertos y al aire libre, cines, áreas de descanso y relax, un jardín de mariposas y una piscina. ¡ Una pileta de natación, si! Pero además hay numerosas tiendas, restaurantes de todo tipo, un supermercado, servicio de lavandería, hasta un tobogán de 12 metros de altura y un de los centros comerciales más distinguidos de la ciudad.

Para qué semejante despliegue de excentricidad concetrado en un aeropueto, me pregunté a poco de aterrizar. La respuesta es sencilla: por este pequeño país del sudeste asiático de poco más de 700 kilómetros cuadrados pasan, cada año, más de 60 millones de pasajeros. Esta antigua colonia británica, ubicada en una esquina de la península de Malasia, tiene 5,7 millones de habitantes y una gran densidad de población, con una diversidad en donde converge una mayoría de origen chino, y una minoría de malayos, indios y euroasiáticos, además dos millones de extranjeros.

La ciudad respira una atmósfera de innovación y modernidad. Desde el aeropuerto al hotel en la zona de Marina Bay se puede viajar en subte y el trayecto no demora más de 50 minutos. Me sorprendió la pulcritud de los espacios públicos. No se ve ni un papel en el suelo. Todo está limpio e impecable, todo parece nuevo, reluciente. Esto se debe, en esencia, a campañas públicas que fueron instituidas hace más de 50 años pero también a una cultura ya antigua de multas que tiende a castigar comportamientos ilícitos de los ciudadadanos con duras sanciones económicas.

Marina Bay es el distrito turístico por naturaleza, ubicado en el corazón de Singapur. Inicio el recorrido por una de las construcciones insignia de la ciudad: el Marina Bay Sands, un complejo turístico con hotel, casino, zonas comerciales, restaurantes y diversas ofertas de entretenimiento. Visto desde la base, el edificio es majestuoso. Además de su porte, impresiona por su diseño arquitectónico, moderno y futurista. Las tres torres del hotel son el rasgo de diseño más llamativo y un vestíbulo continuo en la base une las tres torres. Estos tres altísimos rascacielos unidos por una cubierta con forma de barco figuran entre las principales atracciones turísticas de esta urbe.

La parte más popular de Marina Bay Sands se llama Sky Park y hacia allí continué la visita. No tiene desperdicio. La plataforma de observación tiene unas vistas, desde lo alto, extraordinarias. Las panorámicas de Marina Bay en un día con buena visibilidad no tienen comparación alguna ya que permiten distinguir toda la ciudad de Singapur. Al mismo tiempo se puede disfrutar de una maravillosa vista de los Jardines de la Bahía, otro encanto turístico imperdible de la ciudad-estado.

La parte más popular de Marina Bay Sands se llama Sky Park y hacia allí continué la visita. No tiene desperdicio. La plataforma de observación tiene unas vistas, desde lo alto, extraordinarias. Las panorámicas de Marina Bay en un día con buena visibilidad no tienen comparación alguna ya que permiten distinguir toda la ciudad de Singapur. Al mismo tiempo se puede disfrutar de una maravillosa vista de los Jardines de la Bahía, otro encanto turístico imperdible de la ciudad-estado.

Para ingresar a las instalaciones, los visitantes deben acceder por la zona exterior del SkyPark o a uno de los ascensores que permiten entrar a los bares y restaurantes del SkyPark. La piscina infinita del Marina Bay Sands es una de las más célebres del mundo. Construida en la terraza de las tres torres del hotel, mide 150 metros de largo y se encuentra a 57 pisos de altura.

En los futuristas jardines adyacentes a la bahía, los superárboles -o Supertrees como se los conoce en inglés-, dan la bienvenida con un aire de otro planeta. Se trata de un total de 18 estructuras ciclópeas de hormigón y metal, de entre 25 y 50 metros de alto, cubiertas de plantas.  Siete de dichas estructuras tienen células fotovoltaicas que permiten generar la iluminación nocturna. Otras, por su parte, contribuyen a regenerar el aire de los invernaderos que cobijan dos grandes cúpulas. Gracias a la tecnología, estos superárboles son sostenibles y generan la energía necesaria para producir el espectáculo de luces que cada noche anima a los singapurenses. Para apreciar a los árboles desde otra perspectiva, se puede subir a la pasarela que los conecta.

Singapur tiene clima cálido todo el año, con temperaturas que garantizan tormentas imprevistas y un calor intenso, en particular durante el mes de mayo. Una manera de sobrellevarlo es refugiarse en un museo o pasear por un centro comercial. Para arte y arquitectura, la Galería Nacional atesora una colección de artistas del sudeste asiático. Para profundizar en la historia del país, el Museo Nacional propone una versión interactiva que recorre la vida política de Singapur.

Integrado por 63 islas, Singapur es un estado independiente desde que en 1965 fuera expulsado de la entonces recién nacida Federación de Malasia. Desde entonces, y a paso acelerado, se ha convertido uno de los países más florecientes, tecnológicamente avanzados y seguros del mundo. Singapur es un país con índices de criminalidad muy bajos pero son severas penas para ciertos delitos como el narcotráfico, castigado con la pena capital, en la horca, fusilamiento, por inyección letal, al igual que de lo que ocurre en Indonesia, Malasia, Tailandia y Vietnam.

A través de la eficiente red del transporte suburbano también se accede a la meca de las compras de lujo: los centros comerciales de la calle Orchard. En este caso, es igualmente fácil poner atención al rastro que ha dejado la política ecológica adoptada en 2008 para deterner el elevado consumo energético y que obliga a desarrollo construcciones de manera sostenible. De ahí que se haya erigido una plétora de edificios con jardines y vegetación en el techo o plantas en las fachadas, diseñados para reducir el impacto del sol y la factura de la refrigeración.

La prosperidad es motivo de orgullo para los ciudadanos de Singapur y algo que celebran todas las noches con un espectáculo nocturno de agua y luz frente al Marina Sands Bay. A las 9 PM en punto, un centenar de curiosos se concentra todas las noches para contemplar una serie de proyecciones visuales brillantes, láseres y efectos de lava y niebla que crean un show deslumbrante. Una banda sonora orquestal en directo sirve como punto focal del espectáculo. La obra intenta representar el progreso de Singapur desde un aletargado pueblo de pescadores hasta la metrópolis actual, caracterizada por la modernidad, el desarrollo sostenible y la tecnología.

Periodista argentino radicado hace más de 25 años en el exterior      

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